Me gustaría que aquellos que, con tanta fruición, denuncian continuamente a otros por homófobos, racistas y xenófobos, denunciasen también a todos los que insultan y vilipendian a la Iglesia y a los españoles.
En este hipócrita país -en el que anida una cobarde Derecha que no paga con la misma moneda a la histérica Izquierda denunciante- se permite el continuo insulto y chacota contra nuestra Iglesia, nuestra Patria, nuestra bandera y nuestro himno, sin que los PePones hagan nada de nada y consientan, como timoratas mujerucas con pérdidas de orina, los continuos insultos de fascistas dirigidos hacia ellos.
Asco me dan los mentirosos, pero más asco me dan los cobardes.
Uno:
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Y dos:
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