Fusilamiento simbólico de una estatua de Jesucristo por milicianos republicanos. |
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Ante el tremendo aleteo de gallináceas alas socialistas que está produciendo la visita del Papa a España, no puedo sino acordarme de aquella falsa y sicaria II República, aquel maloliente escupitajo en la historia de España, que, al mes de ser proclamada, emprendió una coordinada quema de iglesias y conventos.
Los desmanes contra todo lo que tuviera alguna mera relación con lo cristiano se sucedieron a lo largo de aquel fatídico y vergonzante período y, hoy, lo vemos asomar de nuevo, de la manita afeminada de los nietos de aquellos ineptos y amargados perdedores. De aquellos posesos del pasado, engendradores de generaciones desposeídas de la más mínima inteligencia y sensibilidad.
Los machotes del progresismo han pretendido organizar una "quedada" de besos homosexuales ante el Papa, en Santiago, como muestra del cachondeo irrisorio que esta España de nuestros días ofrece al mundo entero. Para regocijo del islamismo, que afila espadas viendo a un país defendido por un mujerío hombruno y que será cercenado para siempre como mantequilla caducada.
Los "antisistema" preparan acciones violentas y dicen que la verdadera "luz de la Iglesia" es la que muestra un templo al arder.
La tontuna marioneta de Presidente que padecemos no introducirá ninguna de sus patitas de macho cabrío en sitio alguno donde el Pontífice rece.
Los pesetiles catalanes ya están contando cuánto "costará" la visita del obispo de Roma, obviando los beneficios que reportará.
Los separabobos abarretinados presionan para que Benedicto emplee en todo momento su gargárica lengua, ese feísimo dialecto del latín que nos quieren vender como el summun de la hermosura.
Incluso los fascistas-laicizantes van a presentar una denuncia contra el Santo Padre por "encubrimiento" de la pederastia en la Iglesia. Los mismos que se la pelan en sus casas ante páginas porno de Internet.
¡Cómo me alegro de que haya dos Españas! Dos Españas eternas y bien claritas. Bien diferenciadas:
Una España de perdedores, de resentidos, de golpistas, de violentos, de amargados, de posesos ridículos.
Y una España de gente tranquila, de hombres pacíficos, en definitiva: de gente de bien.
¡Cómo me alegro de que queden bien diferenciadas esas dos Españas!
¡Y cómo me alegro de no pertenecer a la primera de ellas!
4 Déjame un comentario, chati:
Filoloco, estás un poco equivocado en eso de que los nietos de aquellos republicanos...
Te pongo algunos ejemplos:
Alfonso Guerra, hijo de militar franquista (brigada).
Alfredo Pérez Rubalcaba, hijo de militar franquista (aviador).
Xavier (o Javier) Arzallus, hijo de un chofer de Franco.
Carod Rovira, hijo de un Guardia Civil.
José Antonio Griñán, hijo de militar franquista.
Rodriguez Zapatero, nieto de militar no se sabe si espía de los unos, o de los otros.
Bueno, y hay más, pero tendría que buscar el dato y prefiero no molestarme.
¿De quién son hijos y nietos esta gente?
Te hago notar esto porque en mi familia, gente humilde, no había nadie franquista, pero tampoco eran unos gilipollas integrales, ni unos extremistas, y me siento aludido e insultado por cosas en las que no tengo nada que ver, por muy nieto que sea, y que precisamente son llevadas a cabo por hijos de gente cuya familia era franquista, que vivió muy bien con Franco y que ya ves como han salido.
En realidad, Filoloco, en España sólo existen dos bandos muy primitivos, ancestrales y anteriores a cualquier ideología política: el de los gilipollas, y el de los que no son gilipollas.
Saludos.
En eso tienes razón Stop: te falta también la vicepresidenta De la Vega, que no sé si era hija o nieta de algún franquista y creo que también el señor Bono.
De todas formas, no me negarás que la actual España no se parece muchísimo a aquella animada República preguerracivilista... :-)
Te he de dar la razón en esto de que España se parece hoy, posiblemente, mucho a aquella anterior a la Guerra Civil.
Es lo que tienen nuestros queridos políticos, sólo saben crear miseria sobre miseria. Y en este asunto, especialmente el PSOE, posiblemente añorando poder pastorear un rebaño de pobres analfabetos hambrientos, ha hecho todo lo posible por recrear en la población española justamente eso: una masa hambrienta, pobre, sin futuro y a ser posible analfabeta que poder pastorear a su antojo.
En lo que a mi percepción de las cosas se refiere, ni me imagino un nuevo mandato de Zapatero. Sería la Guerra. No sé si civil o incivil, pero yo no lo acataría. Quizás sería mi guerra particular, pero todo tiene un límite. En realidad, me cuesta creer que podamos llegar al final de la legisladura sin que gente hambrienta y desesperada acabe por lanzarse a la calle. Cada día que pasa, hay más desesperación.
Saludos.
Yo también estoy orgulloso de no pertenecer a la España de los que se proclaman herederos de la Segunda República.
En cambio, discrepo de que, como dice Stop, vaya a pasar absolutamente nada en España, aunque volviese a ganar Zapatero las elecciones.
Echad un vistazo a vuestro alrededor: la población está idiotizada por los medios de intoxicación.
En primer lugar, la gente, pese a los 5 millones de parados, vive bastante bien: por desgracia no son los votantes de ZP exclusivamente los que pagan el pato de las desacertadas medidas económicas del desGobierno que nos llevan a la ruina. Muchos sociatas tienen el riñón bien cubierto, enchufados a dedo, o en puestos de trabajo donde hay poco paro.
La gente con tener fútbol, botellón y conciertos de música como los que organiza el submarino Gallardón, ya está contenta.
Soy pesimista respecto de un auténtico movimiento social que desaloje a los traidores y masones que diseñan, a golpe de ingeniería social, la perfecta sociedad aborregada, descastada y desarraigada del futuro.
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