La Izquierda siempre ha sido una caterva de timadores profesionales.
Eso lo sabemos todos. Al menos todos los que decidimos hace tiempo no volverles a votar jamás. Y también los que nunca tuvieron la ocurrencia de tan suicida idea.
El cartel psoico que ilustra esta entrada es el más fiel ejemplo del modus operandi de esta congregación de mentirosos, hipócritas, engañabobos y vaciasesos de la Izquierda.
Yo fui uno de los múltiples gilipollas que votó al señor de la foto la primera vez que se presentó a las elecciones, y así lo he pagado: sin trabajo alguno que llevarme a la boca.
Espero que a ninguno de mis compañeros en el paro se les ocurra volver a votar a ese partido de mentirosos y malgastadores de las arcas públicas.
Pero alguno habrá, y me temo que muchos...
Dicen que rectificar es de sabios... Pero yo no me considero un sabio en absoluto por haber rectificado mi voto... Sino un tonto solemne. Un gran bobo de galería.
Si de verdad hubiese sido sabio, jamás hubiera votado a esta gente que, como sanguijuelas políticas están chupando la sangre de nuestra Patria y conduciéndola a un camino sin retorno de generalizada pobreza y de revanchista odio mutuo eterno.
El ominoso odio que este sujeto, supra expuesto, me ha inoculado con su memoria histérica, con ese recordatorio de lo que estos satanes hicieron antes y durante la contienda, con sus quemas de conventos, de iglesias, matanzas de sacerdotes, violaciones y asesinatos de monjas, atentados, paracuelladas y checas varias, nadie me lo va quitar.
Ni nadie os lo va a quitar, mis fieles lectores.
Así que os pido una cosa:
No olvidéis.
No olvidéis lo que esta gente ha estado haciendo durante estos años... Ni hacia dónde nos conducen.
No os conforméis con que un pijoide liberal con cara de asustado nos gobierne.
No os conforméis con la limosna y reclamad todo aquello que os han quitado.
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