Tampoco bastó con el despido del eminente periodista Enrique de Diego, quien tanto colaboró en su lucha contra Zapatero. Una vez que accedió al poder -y conseguidos los espurios objetivos de llegar a La Moncloa fuera como fuese- la cadena Intereconomía recibió el mensaje "popular" de que don Enrique era demasiado "molesto" para este nuevo Gobierno de timadores... y fue despedido sin contemplaciones de la cadena a la que tanto había ayudado...
Tampoco ha bastado el habernos mentido a todos los españoles sin el menor rubor y haber procededido a una inmediata subida de impuestos nada más acceder al poder... Para subidas de impuestos ya teníamos a las anteriores sanguijuelas, completamente expertos en materias vampíricas... (¡Qué razón tenía mi admirado Lampedusa: "Hace falta removerlo todo para no cambiar nada"...!)
Y ahora... este inmenso timo generalizado llamado Rajoy, no contento con tantos desmanes iniciales, ha concedido a Zapatero, y a todo su último gabinete de Gobierno, el collar de la Orden de Isabel la Católica, como premio a "aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, que redunden en el beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional"...
"Quien entre aquí, que abandone toda esperanza", rezaba la inscripción frente a las puertas del Infierno, en La Divina Comedia de Dante Alighieri...
"Quien crea en todos los vividores cobijados bajo las alas de la Constitución de 1978, que abandone toda esperanza", diríamos nosotros...
Rajoy...
ríndete...
te tenemos rodeado...
1 Déjame un comentario, chati:
Nunca subiré los impuestos. Como decñía el Conde Romanones, "cuando un polñírico dice nunca jamás, quiere decir que solo hasta mañana". No es subiendo los impuestos como se puede aumentar la recaudación. Solo reactivando la economía, mejor dicho, poniéndola en marcha es como se recauda más, pues hay más gente con dinero en el bolsillo. Para conseguir esto solo hay un camino. Aumentar la competitividad, fomentar el ahorro y como consecuencia de las dos premisas anteriores, la inversión se producirá, elemento esencial para que se cree empleo. Hasta ahora la competitividad se ha ganado exclusivamente a nivel interno de las empresas, mediante la destrucción de empleo, o sea dilapidando capital humano, y sustituyéndolo por inversiones en maquinaria y tecnología. Pero al ir al paro la gente, a nivel de país no se ha ganado competitividad, por lo que las empresas lo que han ganado por competitividad interior, lo han perdido por pérdida de clientes y mercado. A esto le añadimos las disfunciones de las administraciones públicas, con las autonomías carísimas e ineficaces, la Justicia sin funcionar, la legislación farragosa etc. También empezamos a perder competitividad por el encarecimiento de la deuda pública y privada y por vía del incremento de la inseguridad pública y jurídica.
Otra forma de ayudar a las empresas y de paso mitigar el desequilibrio exterior, sería incrementando el IVA y simultáneamente el dinero recaudado aplicarlo en la disminución de las cotizaciones sociales, pues estas hacen de rémora a la creación de empleo. Con ello se encarecería solo las importaciones y los productos que no tuviesen mucha mano de obra española (con los chinos habría que hacer un capítulo monográfico aparte). Pero ni los anteriores han hecho mucho por esto, ni estos del PP parece que lo quieran hacer. En fin. Creo que estamos haciendo un pan como unas tortas.
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