Un cajero en un supermercado español. |
En primer lugar, porque buena parte de mis lectores son hispanoamericanos. Y, en segundo lugar, porque las gallinitas mariacomplejadas españolas enseguida me tildarían de xenófobo. Pero hoy me han amargado el día de Nochebuena -al menos, la mañana del día.
Hace unas horas me acerqué a realizar una compra de última hora a Caprabo, cadena de alimentación vascocatalana bastante conocida en nuestro país.
Pues bien, para pagar mi compra -que ascendía sólo a 4,95 euros- saqué un billete de 50 euros, pues no disponía de cambio. El billete lo puse en mi mano antes de que cobrasen al señor que tenía delante, para que la cajera viera que no disponía de un billete más pequeño y, luego, no hubiera problemas con el cambio. La cajera en cuestión era una señora hispanoamericana -por su fisonomía, quizás peruana, quizás ecuatoriana- que no dejaba de mirar al susodicho billete. "Tendrá cambio -pensé- pues, si no, ya me hubiera preguntado si no tenía un billete más pequeño".
Pues bien, tras darle el billete, la mujer estuvo comprobando el mismo para ver si era falso o no, como se hace habitualmente ante cantidades relativamente grandes...
Pero, tras meterlo en la caja, me devuelvió sólo 5 céntimos...
"¡Señora! -le espeté- si le he dado 50 euros..."
"Yo sólo he visto un billete de 5 euros" -me dice muy, pero que muy tranquila...
Por más que porfié con ella y le dije que el billetuelo en cuestión tenía un borde muy doblado, pues no me cabía de otra forma en el exiguo monedero que llevaba, me decía que no y que no... Eso sí, extrañamente tranquila, impasible y con un gesto de desprecio hacia mí indescriptible...
Me acordé entonces de los típicos tópicos que nos infligen a los españoles cuando dicen que miramos con altivez a los sudamericanos... cuando es justo lo contrario... Parece -a veces- que les debemos la vida.
Pues bien, la despreciante cajera -que no despreciable- llamó a una encargada, que, a su vez, convocó a otra encargada y, ésta, a otra y a "seguridad". Yo ya estaba dispuesto a ir a comisaría -sabiendo que esto es inútil, puesto que en las comisarías españolas sólo te atienden si oyes que alguien ha pronunciado la palabra "jamón".
Por supuesto, nadie había visto el billete que entregué a la señora: ni el hombre que iba delante ni las doscientas viejas que ahora se arremolinaban junto a mí para ver qué pasaba, sin ver lo que había pasado...
Con la típica eficiencia vascocatalana, contaron una y otra vez la caja, acudieron a listados de pedidos, etc...
Total... que pasó casi media hora hasta que comprobaron que, efectivamente, yo tenía razón...
Me devolvieron el dinero y una de las multiencargadas se disculpó amablemente -eso sí, tras haberme hecho perder media hora en un día en el que andaba con tremenda prisa, haberme dado un disgusto de tres pares de maricomplejines y de haberme mantenido ante una clientela que me miraba a mí como si fuera el delincuente: lo típico de los microespañoles, que, prejudicialmente, piensan: "ya está aquí el racista español metiéndose con la pobre emigrante".
La cajera -por supuesto- en ningún momento se disculpó y me siguió mirando con ese gesto impasible de desprecio -con la barbilla bien alta-, como un falso ídolo inca.
Esta anécdota se complementa con una similar que sufrió mi pobre madre, no hace mucho, en el mismo establecimiento -al que he jurado no volver jamás y al que recomiendo a ustedes que nunca acudan:
Ella, hace poco más de un año, entregó otro billete de 50 euros a otra impasible hispana -quizás fuese la misma- que le dijo que sólo había entregado 10. Al menos, a ella, le devolvieron el dinero rápido, no como a mí, aunque el disgusto le afectó mucho, pues estuvo meses y meses recordándomelo.
Les dije que me parecía una auténtica vergüenza que los caprabistas -y otros establecimientos españoles- contratasen por doquier inmigrantes tan inútiles -por no decir "timadores", ya que esta señora había estado un buen rato mirando el billete- mientras que millones de españoles estábamos en el más desamparado paro, algunos -como yo- sin cobrar siquiera un triste subsidio...
Triste realidad ésta, señores.
Y lo dicho: nunca compren -pero nunca- en el [d]eficiente Caprabo.
Ya está bien de dejar el dinero a tanto vasco, catalán o hispano que nos miran y tratan con tanta altivez y desprecio a los demás españoles.
18 Déjame un comentario, chati:
Vale que las cajeras sudamericanas sean más bien cortitas de mente, pero no entiendo por qué incluyes en la crítica a vascos y catalanes. Al fin y al cabo, los dirigentes de ese establecimiento seguramente serían madrileños (debido a su localización)
Hombre: me acuerdo de cuando el establecimiento en cuestión pertenecía a la cadena de supermercados Alonso. Además de tener muchísima mas variedad de productos -se asemejaba a El Corte Inglés-, el trato era muchísimo más amable. Llegaron los catalanes -Caprabo- y, además de ahorrar en número de cajeras, despidieron a las españolas y solo dejaron sudamericanas. El trato hacia los clientes empeoró de la noche a la mañana. Para más inri, Eroski compró Caprabo y la cosa siguió empeorando en todos los sentidos.
A mí, ciertamente, no me gusta que me traten como a un delincuente y mucho menos que el que me está robando palmariamente me intente dejar delante de todo el mundo como un timador.
Sean catalanes, vascos o franceses en todos los supermercados las cajeras son sudamericanas.
Sí, pero sólo en Eroski-Caprabo algunas intentan quedarse con el dinero. Tanto a mi madre como a mí ya nos han intentado hacer la misma jugarreta en el mismo establecimiento vascocatalán. En mi familia compramos también en otros establecimientos -como Dia y Supermercados Villa de Madrid- con cajeras también sudamericanas y nunca nos ha ocurrido nada similar.
Pero como dices tú, las cajeras son sudamericanas, no "vasco-catalanas".
Bueno yo soy catalana y no voy a entrar en disputa con esto. Ninguno de esos supermercados es de mi propiedad. Hay muy mal vicio de meter a todo el mundo en el mismo paquete.
Al jamón!!
Yo venía por aquí a desearte felices fiestas en compañía de tus seres queridos.
Alzo mi copa de buen cava catalán por ti.
Besos Filo.
Gracias, Osane, Feliz Navidad. Un beso :-)
Zadlander:
Critico a los vascocatalanes Eroski-Caprabo por hacer tan pésima selección de personal, por haber despedido a casi todas las cajeras españolas y por haber instalado el maltrato y el desprecio a los clientes, en lugar de los siempre eficientes, amables y MADRILEÑOS Supermercados Alonso.
Estos separatistas del Norte sólo saben infundir el malestar en toda la sociedad, hasta en los más ínfimos detalles.
¡Cuánto ganaríamos los españoles separándonos de una vez de estos inútiles sacapelas!
Caprabo, es mayoritariamente, en más del 75%, propiedad de Eroski. A parte de esto, tiene más de 400 franquicias. Lo siguiente es: ¿Filoloco, realizaste una queja por escrito, o hiciste como el 99% de los españolitos, que pierden la fuerza por la boca y nunca se quejan por escrito?
Yo siempre que puedo me quejo por escrito y recomiendo vivir la experiencia porque la sorpresa general es digna de subirse a youtube. Aquí todo el mundo cacarea mucho y escribe muy poco.
¿Sabes que si te quejas por escrito todo esto pesa a la hora de renovar una franquicia? Las quejas de boquilla les hacen morirse de risa, no queda constancia de ellas.
Solo quería felicitarte las navidades, ¡ahh! y darte las gracias por el detalle (creo que sabes de lo que hablo). Gracias amigo y suerte en el próximo año.
Un abrazo.
Duque71: Gracias a ti, amigo. También te deseo una Feliz Navidad :-)
Stop: En mi vida he realizado cuatro reclamaciones -mediante la correspondiente hoja- a cada cual más inútil:
A la primera -hará más de 10 años- contra la Seguridad Social, todavía estoy esperando a que me contesten.
En otra -después de dos años de espera-, contra una agencia de viajes, el organismo correspondiente me pidió que me acercara en horario de trabajo a RATIFICARME en lo que había denunciado: es decir, después de dos años, vuelta a empezar.
En la tercera -contra la EMT- me pidieron disculpas por escrito, pero el asunto no se solucionó.
Y en la última, la cada vez más estúpida Comunidad de Madrid, me dijo que podía interponer la denuncia en los juzgados. Dijo que investigaría, pero tampoco me solucionó nada.
Hay que ser realmente estúpido para creer que por escribir en la hoja de reclamaciones te van a ayudar en algo.
Si no vas directamente a los juzgados, nada de nada.
Señores, este fenómeno no tiene nada que ver con la sudamericanidad o la españolidad o no de la persona que te atiende, sino mas bien con las ansias aviesas de quedarse con dinero.
Resulta que el otro dia acudí al bar en el que desayuno habitualmente, y en vez de pagar con cambio, pagué con un billete de 10. el caso es que el camarero me devolvió el cambio de un billete de cinco. Al hacerselo notar, me dijo que no, que le habia dado cinco, pero un cliente que estaba al lado dijo que no, que le habia dado 10, asi que me dio el resto de la vuelta.
Despues de desayunar me dirigí a hacer la compra a Mercadona. Llevaba un billete de 50 euros que llevaba escritas unas siglas, cosa que me resulto curiosa al verlo... Y menos mal que las vi, porque la cajera del Mercadona me dijo que no, que yo le habia pagado una cuenta de 19,80 con un billete de 20. Asi que le dije "mira bien ahi el billete, que tiene que tener estas siglas escritas, veras que pronto lo encuentras..." Y obviamente lo encontró, y se deshizo en un chorro de disculpas...
Unos dias después, en una carnicería, también me pasó algo parecido, que gracias a otro cliente que miraba se resolvió como debía ser. Y en la pescadería fui yo el que me di cuenta de que a la clienta que iba delante de mi le habian dado un cambio distinto al que le correspondia.
La solución por la que he optado es doble: Pagar con tarjeta de crédito donde se pueda hacer (y no se le pierda el rastro a la tarjeta), con lo que te quitas de encima el problema de andar con cambio, y por otro lado utilizar un bolígrafo con una tinta de color especial con la que firmo todos los billetes que caen en mis manos en un sitio determinado y de una forma determinada. Uniendo esto a llevar cambio para sitios donde haces pagos habituales de una cantidad fija (desayuno, panadería, parkings, etc...) te ayudará a no ser sutilmente desplumado por esta legion de pícaros que nos rodea.
Normal ¿a quién se le ocurre comprar en esos establecimientos?
Por lo pronto si fueran catalanes estarías contribuyendo al odio a lo español.
Si son de eroski (grupo mondragón) estarás contribuyendo a pagar las fianzas de los filoetarras a través de caja laboral, a parte de que en Mondragón (sede de esta curiosa cooperativa) sea una de las ciudades de Vascongadas con el mayor apoyo a los mafiosos asesinos, lugar donde se mantuvo secuestrado a Ortega Lara por gente que curiosamente trabajaba en Fagor, que curiosamente también pertenece al grupo Mondragón ¿Cerramos el círculo?
Vivo en Sevilla, pero siguiendo la linea que me he trazado, cuando viajo a algún lugar que haya uno de estos establecimientos, nunca entro, no compro productos catalanes ni vascos. Y esto hace ya algunos años que lo vengo haciendo.
Pues en la panadería que compro yo (Donostia), las dependientas más simpáticas son las sudamericanas. Las vascas son muy desagradables, unas auténticas sotas de bastos.Por estos lares no estamos a un trato agradable y realmente lo agradecemos.
Yo digo lo mismo que Juan Antonio en cuanto a la pertenencia al grupo Mondragón y los supermercados de Caprabo, por lo menos en Madrid, antes se llamaban Alfaro, no Alonso, porque hay uno al lado de casa de toda la vida,donde comprábamos a diario y hace mucho que ya no he vuelto (salvo extremísima necesidad), pero no solo por el trato odioso de las cajeras que efectivamente te perdonan la vida, sino porque está todo amontonado,colocado sin ninguna lógica y huele fatal. Y no es un barrio marginal precisamente. Que las cajeras son sudamericanas habitualmente es cierto, pero esas deben estar todavía peor pagadas que en otros sitios porque son especialmente malcaradas, no me refiero a su belleza personal por supuesto, sino a la mala cara que presentan al público. Me tengo que ir tres manzanas más allá a otro supermercado porque me da asquito entrar en ese, en pleno barrio de Retiro.
Debe de ser que Caprabo compró también la cadena Alfaro, como compró en su momento la cadena Alonso. Eso es lo único que sabe hacer esta gente catalana: comprar lo bueno creado por los demás para luego estropearlo.
Como están estropeando España día a día...
Caprabo antes era catalán. Ahora es del Grupo Etoski (Eroski para algunos), que es vasco.
Yo jamás compro en establecimientos vascos o catalanes, mientras pueda evitarlo. La independencia que se la paguen de su bolsillo, si pueden.
¡Boicot total a los productos de los separatistas!
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