La información sobre la matanza perpetrada en Oslo por ese chalado de película llamado Anders Behring Breivik es, a todas luces, una muestra más de la manipulación informativa a la que está siendo sometida la sociedad occidental desde hace unos años...
En primer lugar, se dejó que creyéramos que era una sádica locura más del histérico y acomplejado mundo musulmán... Un grupo islamista perdió rápidamente el culo en pompa, con que habitualmente nos deleitan, para reivindicar la atroz masacre...
Pero las autoridades noruegas tampoco perdieron el tiempo para desmentir tal "insolente afirmación" contra el pacífico y tolerante mundo musulmán -que seguiría echando por tierra la "alianza de civilizaciones" tan arduamente preconizada por todos los bilderbegianos, illuminatis y masoncetes de turno- y para echar la culpa a un loco, ahora perteneciente a un grupo extremista católico...
Católico... La protestante nación de desteñido pelo decidió colgarnos a los apostólicos romanos un nuevo sambenito...
Ya habiéndose acabado el filón de los escándalos de pederastia y pedofilia en la Iglesia, han optado por convertirnos a los fieles seguidores de la Santa Madre Iglesia en neoterroristas a la altura de los muslimes de pollo (...ya que no pueden tomar cerdo...).
En fin... Al final se decubrió todo el percal y parece ser que el sujeto carniceril había pertenecido a la masonería, entre otras lindezas...
Todo el episodio informativo de este asunto no es sino una ofensiva más contra Roma, contra nuestra íntima religión universal, contra la única creencia que podría trastocar definitivamente el Nuevo Orden Mundial, ateo, sanguinario y esclavista que nos están preparando...
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