Desde luego, oyendo y leyendo las declaraciones de políticos muy en boga, de las últimas hornadas generacionales, uno no augura un brillante futuro a nuestro país...
Por una parte, un señor, por lo visto muy carismático, no se corta un pelo (nunca mejor dicho) en decir públicamente hace tiempo "dejémonos de mariconadas", o en llamar hace poco "tonto" y "anormal" a un candidato a la alcaldía de Madrid... y tanto el colectivo LGTB como el de padres de personas con minusvalías psíquicas no mueven Roma con Santiago para restituir su honor...
Por otro lado, otro político en ciernes, se permite el dudoso gusto de hacer chistes macabros sobre distintas niñas muertas o gravemente heridas a lo largo de la truculenta Historia reciente de nuestro país, o sobre el pueblo judío... y también queda impune, aplicándosele tan sólo una leve sanción cosmética a través de un cambio de concejalía...
En cualquier país mínimamente civilizado, estas personas hubieran recibido ya la oportuna sanción por este tipo de ruborizantes declaraciones... Pero claro, la palabra "civilización" quizás sea la próxima en quedar expulsada de nuestro Diccionario de la Lengua, por haber quedado obsoleta...