En los últimos días se ha producido un curioso fenómeno en mi muro de Facebook... Ante un par de fotos humorísticas que puse en relación a la dimisión del Papa -una en la que aparecía Berlusconi como Papa (nada completamente descartable, dado lo "trepa" que es este señor) y otra, en la que nuestro Pontífice aparecía saliendo de una de las oficinas del paro en España-, llovieron sobre mí una auténtica avalancha de críticas que intentaron asaetear mi moral... Las puse, en principio, sin ninguna malvada intención: sencillamente, porque me hicieron gracia...
Estoy seguro de que si Benedicto XVI viera esas fotos (la de Berlusconi seguro que la habrá visto ya), se reiría sencillamente, como una persona sana...
Pero aquí nos encontramos con el eterno problema de los que, como dice el proverbio, son más papistas que el Papa... Vamos, los que siempre están "ofendiditos" por todo... a los que recomendaría una buena dosis de fuerte laxante... A ver si expulsan, de una vez y para siempre, todo su malestar interior, fruto de su completa inseguridad...
Todo este jaleo obedece, sin duda, a la semilla de la Papalatría sembrada por el anterior Pontífice, Juan Pablo II... Aquel que promovió los llamados "movimientos cristianos laicos" (Opus, Legionarios de Cristo, Focolares, Movimiento Neocatecumenal -Kikos-, Comunión y Liberación, y un largo etcétera de grupos convertidos en auténticos fans gritones cada vez que el Papa asoma la testa por cualquier sitio...), marginando a grupos religiosos realmente serios, como son, por ejemplo, los Jesuitas... Es triste, pero la Papalatría la pudimos observar en todo su esplendor en las últimas Jornadas de la Juventud celebradas en Madrid, donde cientos de miles de jóvenes gritaban histéricamente ante la aparición de un ser humano, como si se tratase de una estrella del rock... La ciudad se mantuvo paralizada durante una semana al mantener completamente ocupada su única arteria central -el paseo de la Castellana-... Y los que eran ateos, agnósticos, o cristianos moderados -como es mi caso- nos tuvimos, sencillamente, que joder (y esta palabra se me antoja incluso suave) sin poder circular en automóvil libremente por una ciudad de más de cuatro millones de habitantes...
Los inmoderados papistas no saben cuánto daño están haciendo a la Iglesia del futuro... Lástima que ellos no conocerán el legado que otorgarán a sus descendientes...
Pero, al margen del fenómeno Papálatra, en nuestro país se produce un fenómeno adicional del mismo cariz... La abundancia de los que pudiéramos denominar "más realistas que el Rey"...
Viene esto a cuento de las declaraciones del Primer Secretario del Partido Socialista de Cataluña -Pere Navarro-, en las que el político pide que el Rey de España, ante los recientes escándalos en el entorno de la Casa Real, abdique en su hijo, Felipe de Borbón...
Sin ser este señor un monárquico descarado, por añadidura, ha habido muchos monárquicos -completamente lacayos y felpúdicos- que también han pretendido lo mismo, queriendo, con ello, preservar la continuidad de la moribunda Institución... Pero lo que no tienen en cuenta es que, don Felipe, que ha mamado a los pechos de su padre, no ofrecería ninguna alternativa "Real", pues su reinado no se diferenciaría en absoluto del de su progenitor... Jamás hemos visto una sola iniciativa en su joven Alteza que nos haga vislumbrar que algún día se saldrá del guión marcado por su propio padre... Y este guión es -ni más ni menos- que el del inmovilismo total: "no hacer nada"... "dejarlo pasar"... Como nada ha hecho a lo largo de estos años ante los envites del nacionalismo secesionista... Hasta llegar a lo que hemos llegado...
Y cuando digo que estos exaltados fanáticos -sean papálatras o realistas- hacen más daño que el que se pudieran imaginar a las instituciones que pretenden defender, dejaré en el aire una sola cuestión, para que sean ellos mismos los que contesten...: si el Rey de España abdicase... dejaría de ser Rey... Por lo tanto, dejaría de ser "inviolable"... Y, por consiguiente, podría ser juzgado si se descubriese cualquier presunta vinculación con el caso Urdangarín o con cualquier otro asunto que, presuntamente, se haya querido tapar en los últimos años... ¿Acaso me equivoco...?
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