El Despreciable

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Mientras escribo estas palabras, este despreciable gobernante que padecemos en nuestro atribulado país, comparece ante el Congreso de los Diputados, explicando las medidas que va a adoptar ante la inimaginable crisis económica en que él mismo nos ha metido. El más despreciable gobernante de las últimas décadas, porque, si nos remontamos siglos atrás, nos encontraremos con otros dirigentes igualmente basuribles, como el duque de Lerma y similares.

Dos son las medidas "estrella" (más bien estrelladas) que se dispone a adoptar:

• La congelación de las pensiones de viudedad y jubilación.
  
  
• La reducción en un 5% del salario de los funcionarios.

Son, como siempre, los más débiles -esencialmente, los pensionistas; porque los burócratas e inútiles funcionarios bien asegurada que tienen la comida a cambio de un "trabajo" que nadie sabe realmente para qué sirve- los "paganos" de la inutilidad de este vergonzoso gobernante.

¿Y por qué no se recorta en el meollo del gasto inútil, en el núcleo del altivo dispendio con el que, día a día, nos obsequian estos socialistas de estúpida sonrisa que enmascara un carcajeo hacia todos los españoles?:

1. Una Monarquía de adorno, que no cumple con sus funciones de mantenimiento de la unidad de España ni de intermediaria entre instituciones que puedan entrar en conflicto. Una Monarquía que sólo sirve para ser aplaudida. Una Monarquía que nos cuesta cada año a los españoles 9 millones de euros (unos 1.500 millones de pesetas), y eso sólo para el mantenimiento de la Casa de Su Majestad el Rey, es decir, para que este señor distribuya el dinero entre quien quiera sin rendir cuentas a nadie. Eso sí que es vivir "a cuerpo de Rey", ¿no? Al margen queda un gasto aún mayor para mantenimiento de los palacios, servidumbre, personal de seguridad, viajes institucionales (¿y quizás privados también?), etc. Debiera saberse qué es lo que nos cuesta "realmente" a los españoles mantener a una "realeza" de adorno: un auténtico insulto para un país pobre como es España. Por ahí debiera empezar a recortarse el gasto. No hace falta proclamar una República. Con 2.000 euros al mes para este señor bastaba -y sobraba- para lo que "realmente" hace...
   
   
2. Cientos de chupones en el Congreso que, al menos, trabajan algo moviendo la lengua. Las prebendas de estos señores diputados debieran ser recortadas drásticamente.
   
   
3. Cientos de ultrachupones del Senado, que estos sí que no sirven para nada, pues cualquier decisión que aprueben en la susodicha cámara de adorno puede ser anulada -como, de hecho, se hace frecuentemente- por el Congreso. Los senadores no sirven para nada, sino para participar ávidamente de esta merienda de negros (con perdón para los señores "de color" [marrón]).
   
   
4. Una flota de coches oficiales -a nivel estatal, autonómico y municipal- superior incluso al conjunto de coches oficiales de los Estados Unidos. Coches de lujo, blindados, con chófer incluido (claro, ¡cómo va a molestarse cualquiera de estas "personalidades" en manchar sus delicadas manos en un sudoroso volante!).
   
   
5. Un ejército de tres millones de funcionarios que -en los tiempos de la tecnología digital- debieran quedar reducidos a la décima parte (y con ello soy muy generoso).
   
   
6. Miles de asesores para el señor Presidente (más de 600 asesores para él solito), los ministros, los presidentes autonómicos, los consejeros, los alcaldes (véase el señor Gallardón) y los concejales de distrito. El mero hecho de tener un solo asesor para cualquiera de estos personajes debiera dar vergüenza por sí mismo, pues al cargo público se accede bien sabido, bien formado previamente. Así cualquiera puede llegar a ser presidente de lo que sea -hasta yo mismo-: sin tener idea de nada, se rodea uno de cientos de asesores y hace lo que le digan. Y encima malos asesores, viendo los resultados.
   
   
7. Miles de presidentuchos autonómicos, consejeros, consellers, conselleiros -o como quieran llamarlos-, y diputados regionales, que sólo sirven para jugar a que son los dueños de países inexistentes.
   
   
8. Palacetes reformados a todo trapo -como se está haciendo en Andalucía ahora mismo- para residencia de sus ilustres excelencias autonómicas.
   
   
9. Y gastos inútiles, que son una verdadera bofetada al sentido común, como informes sobre el mapa del clítoris, subvenciones a las mujeres del Congo o de donde sea, a los homosexuales africanos o a los esquimales miopes.

De estas partidas no se recorta, ¿a que no?... ¿Cómo podrían, si no, mantener colocados a los primos, a los hermanos, a los padres y a los hijos?

¿Hasta cuándo van a seguir exprimiendo este limón seco que es España?

Quien con altivez desprecie a los débiles será el más despreciable de los gobernantes.

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