La II República fue un golpe de Estado, de facto, ante un rey cobarde (¿quién en la distanía borbónica no lo ha sido?): Alfonso XIII no se tenía que haber ido, porque ni los monárquicos perdieron las elecciones en el conjunto de España ni en éstas se decidía la forma de Estado de nuestra Patria.
Se fue el cobarde y nos dejó en manos de los acomplejados y acomplejantes destructores de España, que tienen su reedición en nuestros días.
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