Parece que el denominado Síndrome de la Melopea está de moda ahora entre los políticos de todo el mundo; si no, vean las imágenes del ministro de Finanzas de Japón, que ha tenido que dimitir tras deleitarnos a todos con esta impagable actuación en una reunión del G7.
El nipón adujo que no estaba borracho, sino que todo se debía a cierta medicación que estaba tomando.
Quizás lo mismo le haya pasado a Gallardón, que, el día de autos, debió de tomar una dosis extra de Beodol o Sarasina.
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