Nos acabamos de enterar, hace unas horas, de que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, ha presentado su dimisión tras ser mandado al baúl del olvido su proyecto de reforma de la Ley del Aborto...
Desde aquí no lamentaremos en absoluto la salida de escena del juego político de este personaje (esperemos que sea definitiva)...
Atrás, este personaje deja un rastro de eterna ambición, sediento siempre por ocupar todo alto cargo político concebible...:
Lo vimos como presidente de la Comunidad de Madrid... Como alcalde de la capital de España... Hasta hace escasos momentos, como ministro de Justicia... No es de extrañar que sus siguientes pasos fueran la trepa hasta la Vicepresidencia e incluso la Presidencia del Gobierno...
¿Cuál es el balance de esta auténtica personificación del ansia del poder...?
Para mí, uno de los peores expedientes que un político pudiera esgrimir:
En primer lugar, un ridículo y continuo fracaso en su pretensión de que Madrid fuera ciudad olímpica, aderezada por la previa construcción de multitud de instalaciones deportivas sin que nadie se lo hubiera pedido... edificadas con la soberbia de aquel que piensa que se merece, obviamente, ser elegido y que pasarán, por siempre, al cajón de las vanas ilusiones...
En segundo lugar, el mayor endeudamiento del ayuntamiento de Madrid de toda la Historia, que seguirán pagando, durante años, generaciones y generaciones de ciudadanos...
Y, por último, una Justicia más inaccesible para el humilde, con la insultante elevación de las tasas judiciales ante recursos a segundas instancias... Nada más ni nada menos que el pobre pisoteado legalmente por el rico...
¿Que el Presidente ha rechazado su proyecto de Ley y, por ello, se ha enrabietado, ahogado en su propio orgullo...?
Gallardón: no llores ya como un niño lo que no supiste defender como un político...
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