"Que no cagó la Vicepeeetaaaa...
Que no cagabaaaaaaaa..."
Nos hemos visto sorprendidos estos días con la interesante noticia de que nuestra Vicepeteta de Desgobierno ha sufrido una obstrucción intestinal, por la que ha tenido que ser urgentemente operada. Vamos, que no podía hacer popó, la pobre (lo de "la pobre" es un decir, pues la carísima y pijotera vestimenta con la que se suele acompañar esta ínclita socialista sólo puede producir un efecto contrario entre los auténticos trabajadores, es decir una diarrea desbordante).
Curiosamente, Fidel Castro sufrió hace meses una afección similar (ya saben: Dios los cría y ellos se juntan... en el estreñimiento).
Noticias como ésta hacen aterrizar a estos levitantes políticos que, desde las alturas, nos contemplan con desdén y continuamente nos dicen qué es lo que debemos hacer, qué debemos pensar y cómo debemos vivir.
Da igual que sean Excelencias, Señorías o Majestades... cuando el zurullete no quiere salir, no sale.
Nadie está libre de que le pueda suceder algo similar, por supuesto. Pero esto es síntoma de otro tipo de estreñimiento que padece el [des]Gobierno que actualmente aflige a España: el estreñimiento intelectivo.
De este Gobierno no sale una sola buena idea. Es un Gobierno obstruido mentalmente, necesitado de un fuerte laxante de cultura, intelecto y respeto a los demás.
Respeto a los que no opinan como ellos.
Respeto a las religiones.
Respeto a los que trabajan y no quieren ser estrujados en un exprimidor impositivo.
Y respeto a los que no trabajamos, porque su absoluta e histórica inutilidad nos ha condenado a la fosa séptica de la herrumbre socialista.
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